Los profetas posteriores al exilio hablaron sobre situaciones que Judá enfrentó después del retorno a Jerusalén:
Dificultades políticas: Persia gobernaba sobre Judá, no había rey del linaje de David, y los vecinos de Jerusalén se oponían a los esfuerzos para reconstruir la ciudad.
Desafíos espirituales: el templo no había sido reconstruido, el matrimonio con gentiles paganos había llevado al sincretismo religioso, y muchos judíos no estaban observando el Sabbath.
Problemas sociales: había tensión entre los judíos que regresaron del exilio y los que habían quedado en Jerusalén, los ricos maltrataban a los pobres, y el divorcio iba en aumento.
En el año 539 A.C. Babilonia cayó en manos de Persia. El rey persa Ciro emitió un decreto que permitió a los judíos regresar a Judá. El año siguiente, Zorobabel dirigió un grupo de 50,000 personas desde Babilonia hasta Jerusalén. Poco después de llegar, empezaron a reconstruir el templo. Sin embargo, los enemigos se opusieron y la obra del templo pronto se detuvo.
En el año 520 A.C., Hageo y Zacarías inspiraron al pueblo a retomar el trabajo de reconstrucción del templo. Por esta razón se les conoce como los “profetas del templo.” Las obras reiniciaron ese mismo año y se concluyeron en el año 516 A.C.
En el año 458 A.C., Esdras llevó a otro grupo de exiliados de regreso a Jerusalén. Con su énfasis en el pacto, Esdras dirigió un avivamiento de la adoración y una reforma social.
Nehemías regresó a Jerusalén en el año 444 A.C. y dirigió los esfuerzos de reconstrucción de los muros de la ciudad. Nehemías también tuvo que lidiar con muchos de los problemas que Esdras enfrentó: asuntos relativos al matrimonio, la falta de observación del Sabbath, y la falta de fidelidad al pacto. Malaquías, que ministró en este mismo período, se refirió a muchas de estas situaciones.
Hageo: Reconstruyendo el Templo
Un Vistazo a Hageo
Audiencia
Judá posterior al exilio
Fecha
520 A.C.
Tema
Reconstrucción del templo
Propósito
Inspirar al pueblo de Dios a reconstruir la casa de Dios.
El Evangelio en Hageo
La promesa de Hageo 2:9 se cumple en Lucas 2:28-32.
Propósito de Hageo
Hageo empezó a predicar en el otoño del año 520 A.C. Trajo una serie de cuatro mensajes relacionados con el templo. A causa de los desafíos de la vida en Jerusalén, el pueblo había perdido el celo por el templo. Casi dos décadas después del retorno de Zorobabel, el templo seguía en ruinas. Hageo fue el mensajero de Dios en favor de la casa de Dios.
Mensaje de Hageo
Un Mensaje sobre Prioridades (Hageo 1)
Los habitantes de Jerusalén habían reconstruido sus hogares, pero no habían reconstruido el templo de Dios. Dios preguntó, “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”[1]
El pueblo había dado mayor prioridad a sus propias necesidades que a la casa de Dios. Dios advirtió que estaban sufriendo por las malas cosechas, la falta de comida y de ropa adecuada, y los salarios que no rendían – todo porque no pusieron a Dios en primer lugar.
Dios llamó al pueblo a poner sus prioridades por encima de sus propios intereses. En respuesta, “temió el pueblo delante de Jehová” y “vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios.”[2]
¿La Prosperidad Espiritual Garantiza la Prosperidad Material?
El mensaje de Hageo 1 se asemeja al de 3 Juan 1:2. “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” También se observa en Deuteronomio 27-28, con la promesa de bendiciones materiales sobre los que obedecen y maldiciones materiales sobre los desobedientes.
Aunque esta enseñanza es importante, no es el mensaje principal de la Biblia. Algunos predicadores han tomado pasajes como el de Hageo 1 para enseñar que todos los creyentes fieles van a tener prosperidad financiera y salud física. Debemos leer este pasaje y 3 Juan 1 a la luz de otros pasajes como el libro de Job y Hebreos 11:37, así como de la experiencia de hombres como Jeremías, que sirvió fielmente sin recibir bendiciones materiales. En realidad, muchas personas han sufrido pérdidas materiales por causa de su obediencia a Dios. Es posible prosperar espiritualmente sin ver bendiciones temporales. Hageo se refirió a una situación específica; no estableció un principio universal que garantiza prosperidad a cada hijo de Dios fiel.
Un Mensaje sobre el Desánimo (Hageo 2:1-9)
Seis semanas después de su primer mensaje, Hageo regresó con otro mensaje de Dios. Él preguntó, “¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora?” Algunos de los ancianos que recordaban las glorias del templo de Salomón lloraron al ver el tamaño reducido y la construcción inferior de este nuevo templo.[3]
En respuesta, Dios prometió que la gloria del nuevo templo sería mayor que la del primer templo. Esta promesa se cumplió cuando el niño Jesús fue llevado al templo para ser presentado. Simeón oró, “Porque han visto mis ojos tu salvación… y gloria de tu pueblo Israel.”[4]
Un Mensaje sobre la Desobediencia (Hageo 2:10-19)
Dos meses después volvió Hageo con un nuevo mensaje de Dios. En esta ocasión, les recordó a los sacerdotes las leyes sobre lo puro y lo impuro. Según la ley, un objeto sacrificial se volvía impuro si entraba en contacto con cualquier cosa impura. La impureza era contagiosa.
Luego Hageo se refirió a la vida del pueblo de Jerusalén. Estaban trabajando en el templo, pero su estilo de vida impuro contaminaba la obra. Hageo recordó a sus oyentes un mensaje que tiene gran importancia para los obreros cristianos hoy, “Su caminar con Dios es más importante que su trabajo para Dios.”
Hageo desafió al pueblo a la obediencia. Concluyó su mensaje con la promesa, “Desde este día os bendeciré.”
Un Mensaje sobre el Temor (Hageo 2:20-23)
Al leer Hageo, debemos recordar que Jerusalén estaba rodeada por enemigos. Estos enemigos ya habían logrado una vez detener la reconstrucción del templo.[5] Dios prometió derribar a todos los que se opusieran a Judá. Aunque Judá era insignificante en comparación con las naciones vecinas, había sido escogido por Dios y le pertenecía a Él. Dios protegería a su pueblo del mal. No tenían nada que temer.
Profetizar la restauración del reino de Dios. Vendrá un día cuando todas las naciones adorarán en Jerusalén
El Evangelio en Zacarías
Jesús cumple la promesa de un Rey humilde, un Pastor fiel, y un Renuevo justo.
Propósito de Zacarías
Zacarías era miembro de una familia sacerdotal que había regresado a Judá con Zorobabel.[1] Al igual que Hageo, Zacarías fue un “profeta del templo.” Su primer mensaje fue dado cerca de dos meses después del primer mensaje de Hageo. Además del énfasis en el templo, Zacarías muestra que Dios está restaurando su reino, tanto en su tiempo como en el futuro.
Mensaje de Zacarías
Ocho Visiones Nocturnas (Zacarías 1:1 – 6:8)
Zacarías inicia con un llamado a Judá a volver a Dios. Dado que sus ancestros rechazaron a los profetas, Dios los envió al exilio. Ahora han regresado, y Zacarías los llama a una fidelidad renovada.
Esta introducción es seguida por una serie de ocho visiones nocturnas. En ocho ocasiones Zacarías ve una visión, pregunta a un mensajero celestial por su interpretación, y recibe la interpretación de la visión. Estas visiones se refieren a preocupaciones de la comunidad post-exílica: el juicio sobre las naciones que han oprimido a Judá, protección de sus enemigos, el templo y el pecado en la comunidad.
Visión 1: El jinete que patrulla la tierra (Zacarías 1:7-17)
Mensaje: Dios se está preparando para restaurar a su pueblo y juzgar a sus opresores.
Visión 2: Cuatro cuernos y cuatro carpinteros (Zacarías 1:8-21)
Mensaje: Dios juzgará a los enemigos de Judá. Serán dispersados del mismo modo en que ellos dispersaron al pueblo de Dios.
Visión 3: El hombre con el cordel de medir (Zacarías 2:1-13)
Mensaje: Dios ha marcado a Jerusalén como suya. Él es la muralla que defiende a la ciudad.
Visión 4: Josué el sumo sacerdote (Zacarías 3:1-13)
Mensaje: Restauración del sacerdocio. En Jeremías 13:1-11, las prendas de lino del sacerdocio estaban manchadas. Aunque Satanás estaba a la derecha de Josué, el sumo sacerdote, para acusarle, Dios quitó las prendas impuras y le dio vestiduras limpias. Dios estaba restaurando el sacerdocio y enviaría un “Renuevo” que traería un nuevo día de paz en Israel.
Visión 5: El candelero de oro y los dos olivos (Zacarías 4:1-14)
Mensaje: Reconstrucción del templo. La reconstrucción del templo es obra de Dios y será sustentada por Él.
Visión 6: El rollo que volaba (Zacarías 5:1-4)
Mensaje: Juicio sobre el pecado. Un gran rollo que medía nueve metros por cuatro metros y medio contenía las maldiciones del pacto que vienen sobre los que quebrantan la ley de Dios. El pecado en la comunidad post-exílica sería juzgado, así como fue juzgado antes del exilio.
Visión 7: La mujer en el canasto (Zacarías 5:5-11)
Mensaje: El pecado en la comunidad post-exílica. Una mujer que representa el pecado fue puesta en un canasto, el cual fue sellado con una tapa de plomo. Mensajeros alados llevan el canasto a Babilonia, removiendo el pecado de Jerusalén.
Visión 8: Los cuatro carros (Zacarías 6:1-8)
Mensaje: Juicio sobre los enemigos de Judá. Esta visión se asemeja a la primera. Cuatro carros, que representan al Espíritu de Dios trabajando en el mundo, muestran su soberanía sobre el mundo. Dios ha juzgado a los enemigos de Judá y continuará restaurando a su pueblo.
Oráculos Proféticos (Zacarías 6:9-14:21)
Zacarías incluye una serie de oráculos proféticos. Dios envía a Zacarías a poner una corona sobre la cabeza de Josué, el sumo sacerdote. Esto representaba el Renuevo que vendría y que gobernaría como rey y sacerdote. Este mensaje mesiánico señala a la venida de Jesucristo.
En Zacarías 7-8, el profeta responde una pregunta de una delegación del pueblo de Bet-el. Estando en el exilio, el pueblo ayunaba durante el quinto mes del año para hacer duelo por la destrucción del templo. Esta delegación preguntó si este ayuno aún era necesario, ya que la obra de reconstrucción del templo estaba casi terminada.
La respuesta de Zacarías fue mucho más amplia que la pregunta inicial. Dios cuestionó si sus ayunos fueron una señal de verdadero arrepentimiento, o si fueron simplemente un ritual. Si los ayunos habían sido una señal de verdadero arrepentimiento, y si Judá había aprendido las lecciones del exilio, entonces los ayunos ya no eran necesarios. No obstante, si los ayunos no habían sido nada más que un ritual, entonces no tenía sentido continuar haciéndolos.
Luego Dios prometió un tiempo cuando Él cambiaría los ayunos de Judá en banquetes. Vendría el día cuando el pueblo judío recibiría honra sobre todos los pueblos de la tierra. “El ayuno del cuarto mes… se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades… Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová.”[2]
Zacarías 9-14 trata acerca del Mesías que habría de venir. Los enemigos de Israel (Siria y Filistea) serían removidos de la tierra. En una asombrosa imagen, Dios prometió salvar a un remanente de entre los gentiles.[3] Zacarías profetizó el día cuando el verdadero Rey de Israel vendría a Jerusalén cabalgando sobre un burro, y salvaría a su pueblo. A diferencia de los reyes orgullosos que trajeron desgracia a Judá, este Rey sería justo y humilde. Actuaría como un buen pastor que protege a su rebaño. Las ovejas rechazarían a este pastor y serían dispersadas. Sin embargo, Dios finalmente redimiría a su rebaño y rescataría a Jerusalén. Judá sería restaurado y todas las naciones vendrían a Jerusalén a adorar.
Zacarías en el Nuevo New Testamento
Zacarías es citado frecuentemente en el Nuevo Testamento. Los comentaristas bíblicos han encontrado sesenta y siete citas de Zacarías en el Nuevo Testamento.[4] En los relatos de la semana de la pasión en los evangelios, Zacarías 9-14 es la sección del Antiguo Testamento que se cita con más frecuencia. Después de Ezequiel, Zacarías es el segundo libro del Antiguo Testamento más citado en Apocalipsis. Las profecías mesiánicas en Zacarías incluyen:
El Renuevo justo (3:8; 6:12-13)
El Rey humilde cabalgando sobre un burro (9:9-10)
El Pastor rechazado y vendido por treinta piezas de plata (11:4-13; 13:7)
Malaquías concluye con la promesa de un mensajero que preparará el camino del Señor; Mateo y Marcos inician con Juan el Bautista preparando el camino para el Mesías.
Propósito de Malaquías
El nombre Malaquías significa “mi mensajero.” Malaquías se refirió a muchos de los pecados mencionados en Esdras y Nehemías, por lo que es probable que haya sido contemporáneo de estos dos líderes. Malaquías probablemente predicó entre los años 475 y 425 A.C.
Aunque Judá no había regresado a la idolatría, su observancia religiosa era vacía. Las declaraciones de lealtad a Jehová no eran respaldadas por vidas transformadas. Malaquías escribió para anunciar las acusaciones de Dios contra Judá.
Malaquías también respondió a las quejas de Judá contra Jehová. Hageo y Zacarías prometieron que la reconstrucción del templo traería paz, prosperidad, y el retorno de la presencia de Dios. Sin embargo, Judá estaba sufriendo sequía, dificultades económicas e inestabilidad política. El pueblo acusaba a Jehová de no cumplir sus promesas. Malaquías escribió para comunicar las respuestas de Dios a estas quejas.
► Malaquías confrontó a Judá por no cumplir con las demandas de Dios. El pueblo traía sacrificios al templo y observaba los rituales de la ley, pero no estaba honrando a Dios. Antes de leer las acusaciones de Malaquías, comenten de qué maneras los cristianos contemporáneos pueden estar deshonrando a Dios. ¿Somos descuidados en nuestro servicio a Dios?
El Mensaje de Malaquías
El libro de Malaquías consiste en una serie de seis “disputas” o argumentos. Cada argumento se expone en tres partes:
Dios hace una afirmación relativa a la conducta de Judá.
El pueblo responde con una pregunta.
Dios responde la pregunta.
Disputa 1: El amor de Dios por su pueblo (Malaquías 1:2-5)
Introducción: “Yo os he amado,” dice Jehová.
Pregunta: “¿En qué nos amaste?”
Respuesta: Dios honró a Israel (Jacob) y castigó a Edom (Esaú).[1]
Disputa 2: El menosprecio de los sacerdotes hacia Dios (Malaquías 1:6-2:9)
Introducción: “El hijo honra a su padre… Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra?” ¿Por qué los sacerdotes menosprecian mi nombre?
Pregunta: “¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”
Respuesta: Por ofrecer pan inmundo en mi altar. En lugar de honrar el altar del Señor, los sacerdotes sacrificaban animales cojos y enfermos.
Disputa 3: El irrespeto al pacto del matrimonio (Malaquías 2:10-16)
Introducción: Judá ha sido desleal y ha profanado el pacto.
Pregunta: “¿En qué hemos profanado el pacto?”
Respuesta:
(A) Por casarse con adoradores de ídolos.
(B) Por romper el pacto del matrimonio con el divorcio.
Disputa 4: La justicia de Dios (Malaquías 2:17-3:5)
Introducción: “Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras.”
Pregunta: “¿En qué le hemos cansado?”
Respuesta: Por acusar a Dios de ignorar la maldad.
Dios le asegura a Judá que va a enviar un mensajero que preparará el camino delante del Señor mismo para venir a su templo. Dios juzgará el pecado dondequiera que lo encuentre.
Disputa 5: El robo del diezmo de Dios (Malaquías 3:6-12)
Introducción: “Yo Jehová no cambio. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros.”
Pregunta: “¿En qué hemos de volvernos?”
Respuesta: Demostrando fidelidad al dar los diezmos al Señor.
Disputa 6: Palabras violentas contra el Señor (Malaquías 3:13-4:3)
Introducción: “Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová.”
Pregunta: “¿Qué hemos hablado contra ti?”
Respuesta: Ustedes han dicho, “Por demás es servir a Dios.” El pueblo acusa a Dios de no cumplir su promesa de bendecir a los obedientes y juzgar a los desobedientes. En respuesta, Dios promete que el Día del Señor vendrá. En ese día Dios juzgará a los malhechores y preservará a los fieles.
Conclusión (Malaquías 4:4-6)
En su conclusión, Malaquías reafirma el mensaje del libro entero. Llama a Judá a mirar atrás (“Acordaos de la ley de Moisés) y a mirar hacia adelante (“He aquí, yo os envío el profeta Elías” para preparar el “día de Jehová, grande y terrible”).
[1] Vea Abdías respecto al juicio de Dios sobre Edom.
Una Mirada Más de Cerca a Cristo en el Antiguo Testamento
Al finalizar nuestro estudio del Antiguo Testamento, vamos a mirar algunas de las muchas profecías que se cumplen en la venida de Cristo. Cientos de años antes del nacimiento de Jesús, Dios reveló detalles precisos de su vida. El cumplimiento de estas profecías da testimonio de Jesús como el Mesías prometido.
Profecía
Profecía del Antiguo Testamento
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
El Mesías nacerá en Belén
Miqueas 5:2
Mateo 2:1-6; Lucas 2:1-20
El Mesías viajará desde Egipto
Oseas 11:1
Mateo 2:12-15
Bebés serán asesinados como resultado del nacimiento del Mesías
Jeremías 31:15
Mateo 2:16-18
El Mesías ministrará en Galilea (Esta profecía era importante porque el pueblo judío habría esperado que el Mesías concentrara su ministerio en Jerusalén.)
Isaías 9:1-2
Mateo 4:12-16
El Mesías entrará triunfante a Jerusalén
Zacarías 9:9
Mateo 21:1-9;
Juan 12:12-16
El Mesías será rechazado por su propio pueblo
Isaías 53:1-3
Mateo 26:3-4
El Mesías será vendido por treinta piezas de plata
Zacarías 11:12
Mateo 26:14-15
El Mesías será abandonado por sus seguidores
Zacarías 13:7
Mateo 26:56
El Mesías permanecerá en silencio ante sus acusadores
Isaías 53:7
Mateo 27:12-14;
Lucas 23:8-10
El Mesías será golpeado y escupido
Isaías 50:6
Mateo 27:30
El Mesías morirá crucificado
Salmo 22:14-17
Mateo 27:31
El Mesías se sentirá abandonado por Dios
Salmo 22:1
Mateo 27:46
Al Mesías le darán vinagre para beber
Salmo 69:21
Juan 19:28-30
Los huesos del Mesías no serán quebrados
Salmo 34:20; Éxodo 12:46
Juan 19:31-36
El Mesías sufrirá con criminales y orará por sus transgresores
Isaías 53:12
Mateo 27:38;
Lucas 23:32-34
El Mesías será sepultado en la tumba de un hombre rico
Isaías 53:9
Mateo 27:57-60
El Mesías se levantará de entre los muertos
Salmo 16:8-10
Mateo 28:1-10
Hageo, Zacarías y Malaquías Hablan a la Iglesia Hoy
Hageo nos recuerda que somos el pueblo de Dios y que Él está cumpliendo su propósito a través de la iglesia. La promesa de Hageo 2:9 no se cumplió totalmente en el segundo templo. El Arca del Pacto nunca volvió a estar en el Lugar Santísimo, y la gloria de Dios no se volvió a ver de la manera como se vio en la dedicación del primer templo.[1]
Sin embargo, iniciando con la visita del niño Jesús al templo y continuando hasta el ministerio de la iglesia en la actualidad, esta promesa está siendo cumplida. En el ministerio terrenal de Jesús, “vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.”[2] En el ministerio de la iglesia primitiva, la gloria de Dios se manifestó a lo largo del Imperio Romano. En la actualidad, como el templo de Dios,[3] continuamos revelando la gloria de Dios al mundo.
¿Puro o Impuro?
Parte del mensaje de Hageo está basado en las leyes del Antiguo Testamento sobre la pureza ritual. En la ley mosaica, un objeto ritualmente puro que entraba en contacto con un objeto impuro se tornaba impuro también. Con la venida de Jesús, esto dio un giro. Jesús (puro) tocó a los leprosos (impuro) y los limpió. Los cristianos hemos sido llamados a ser la sal de la tierra, a traer pureza a un mundo impuro. En Filipenses, Pablo recuerda a sus lectores que aunque vivimos “en medio de una generación maligna y perversa,” debemos brillar “como luminares en el mundo.”[4] No debemos temer el contacto con un mundo impuro. Por el contrario, hemos sido llamados a traer la santidad de Dios a nuestro mundo para transformar a todos aquellos con los que nos relacionamos.
Fidelidad
Zacarías y Malaquías muestran que Dios exige fidelidad constante. Al escribir después del retorno del exilio, estos profetas muestran que no podemos depender de las bendiciones del ayer. Uno podría pensar que las lecciones del exilio evitaron que Israel volviera a su patrón de infidelidad. Sin embargo, Zacarías, en el año 520 A.C., y Malaquías, dos generaciones después, muestran cuán pronto podemos olvidar las lecciones que Dios nos enseña. Constantemente debemos volver a la autoridad de la Palabra de Dios.
Demuestre su comprensión de esta lección con las siguientes asignaciones:
(1) Complete una de las siguientes asignaciones:
Opción 1: Trabajo Grupal
Usando el modelo presentado en la Lección 13 (pasando del mensaje original de “su pueblo” a la aplicación en “nuestro pueblo”), apliquen una de las disputas de Malaquías a la iglesia actual. Comenten el mensaje original a Judá, las diferencias entre Judá y la iglesia de nuestro tiempo, el principio que se enseña en Malaquías, y la aplicación a la iglesia de nuestros días.
Opción 2: Trabajo Individual
Prepare un bosquejo detallado para un sermón o estudio bíblico sobre el tema “Fidelidad a Dios” basado en Malaquías. Use la estructura de las disputas para mostrar cómo Dios podría hablar a la iglesia hoy.
(2) Haga el examen correspondiente a esta lección. En el examen se incluyen los versículos asignados para memorizar.
Lección 14 – Preguntas de Examen
(1) ¿Cuáles son tres problemas espirituales de los que hablaron los profetas post-exílicos?
(2) ¿En qué fecha fueron escritos Hageo y Zacarías?
(3) Hageo comunicó cuatro mensajes. Anote el tema de cada uno de los mensajes.
(4) ¿Cuál es el tema de Zacarías?
(5) Mencione dos profecías mesiánicas que se encuentran en Zacarías.
(6) ¿Por qué creemos que Malaquías predicó entre los años 475 y 425 A.C.?
(7) Mencione las tres partes de cada una de las “disputas” de Dios en Malaquías.
(8) Escribe Hageo 2:7-9 y Malaquías 3:1 de memoria.
Lesson 14:Profetas Menores III: Profetas Después del Exilio
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