Al finalizar esta lección, el estudiante debe poder hacer lo siguiente:
(1) Comprender la relación entre el diseño de Dios en cuanto a las necesidades del hombre y la mujer y las instrucciones divinas para las relaciones matrimoniales.
(2) Demostrar maneras en que los esposos y las esposas satisfacen entre sí sus necesidades mediante la obediencia a los principios bíblicos.
Para nadie es un secreto que los hombres y las mujeres son diferentes en muchos aspectos. A muchos hombres les cuesta expresar sus emociones, mientras que para las mujeres expresarlas forma parte de la verdadera comunicación. Los hombres tienden a asumir más riesgos, mientras que las mujeres suelen preocuparse más por la seguridad. Los hombres sienten por naturaleza una mayor atracción por la belleza física, en tanto que la mayoría de las mujeres sienten por naturaleza mayor atracción por la intimidad emocional. Podríamos enumerar muchas más diferencias.
Aparte de las diferencias habituales entre los géneros, el esposo y la esposa también difieren en su personalidad. Quizás a uno le guste estar con gente, pero al otro, disfrutar de la soledad. Existen pequeñas preferencias, como cuánta luz debe haber en la casa o qué temperatura debe tener la habitación. En muchos matrimonios surgen desacuerdos sobre cómo gastar el dinero. Estas distinciones no son precisamente de carácter; pueden tratarse tan solo de diferencias de personalidad y opinión.
Puesto que el matrimonio une al hombre y a la mujer, a veces la gente piensa que las diferencias deberían terminar. Alguno podría pensar que aquello que lo distingue de su cónyuge son defectos que deben corregirse. A veces, uno de los esposos trata con insistencia de cambiar las opiniones, hábitos y preferencias del otro.
Es cierto que cada persona debe desarrollarse y mejorar gracias a su relación. Sin embargo, a veces nuestro intento de cambiar a alguien es un ataque a su individualidad. En los matrimonios sanos, cada cónyuge cultiva la disciplina de amar, respetar, apreciar y servir al otro.
► ¿Qué otras diferencias existen entre el hombre y la mujer? ¿Cuáles crees que son las diferencias de personalidad que hay que aceptar?
Elige el servicio
En su libro, Matrimonio Sagrado, Gary Thomas afirma:
Un buen matrimonio no es algo que se encuentra, es algo por lo que se trabaja. Requiere esfuerzo. Debes crucificar tu egoísmo. Hay veces en las que hay que confrontar y otras confesar. La práctica del perdón es esencial, algo que resulta ser un trabajo arduo sin lugar a duda, pero que con el tiempo da frutos. Al final, crea una relación de hermosura, confianza y apoyo mutuo.[1]
Thomas cita a Otto Piper:
Si el matrimonio (…) es una experiencia que desilusiona a muchas personas, esto se debe a la [apatía] de su fe. A nadie le gusta el hecho de que las bendiciones de Dios solo pueden encontrarse y disfrutarse cuando se buscan con perseverancia (Mateo 7:7; Lucas 11:9). Por tanto, el matrimonio es a la vez un don y una tarea que hay que cumplir.[2]
Los matrimonios a menudo no prosperan simplemente porque los esposos y las esposas solo piensan en sus propias necesidades en lugar de tratar de satisfacer las necesidades del otro.
No podemos satisfacer las necesidades más profundas del otro. Solo nuestro Padre celestial puede satisfacer plenamente nuestros anhelos y deseos, por eso vino Jesús. Su propósito es salvarnos, llenarnos de su Espíritu —el Espíritu Santo— y acercarnos a una relación profunda y plena con «Abba, Padre» (Romanos 8:14-15; Gálatas 4:6).
No obstante, uno de los propósitos de Dios en cuanto al matrimonio es que sirva de entrenamiento para el servicio, el mismo tipo que observamos en Jesús (Juan 13:14). Dios anhela desarrollar en cada cónyuge el corazón humilde de un siervo que se preocupa por el otro (Filipenses 2:3-8).
Algunos de los matrimonios más hermosos y felices se deben a que uno de los esposos decidió olvidarse de sí mismo y servir al otro durante una situación de extraordinaria dificultad, como una enfermedad, un fracaso, una tragedia o una aflicción. Hay hombres que testifican que sus vidas habrían sido destruidas de no ser porque sus esposas oraron por ellos, los perdonaron, los hicieron rendir cuentas y los amaron de manera incondicional cuando menos lo merecían. Algunas esposas dan testimonio de que fue la paciencia y la comprensión de su esposo lo que les permitió superar el daño emocional causado por un padre abusivo u otro trauma. Todas las parejas llevan heridas y cicatrices, puesto que vivimos en un mundo caído y pecador en el que toda la creación gime (Romanos 8:22). Sin embargo, la gracia de Dios nos permite cuidarnos los unos a los otros y vendarnos las heridas.
Todos nacemos egoístas. Por naturaleza, nos preocupan más nuestras propias necesidades que las de los demás. La gracia salvadora y santificadora de Dios puede cambiarnos por medio del Espíritu Santo que mora en nosotros hasta transformarnos en personas que priorizan las necesidades de los demás sobre las suyas. Los matrimonios prosperan cuando ambos esposos están atentos a las necesidades y deseos del otro.
Las principales necesidades de los esposos y las esposas
Dios diseñó al hombre y a la mujer para que tuvieran necesidades y deseos diferentes. Eso quiere decir que el hombre no debe pensar que su mujer estará contenta con las mismas cosas que lo hacen feliz a él. La esposa no debe suponer que su esposo quiere que lo traten de la misma manera que ella quiere ser tratada. Está claro que algunas formas de amabilidad y cortesía deberían ser las mismas para ambos, pero tanto los hombres como las mujeres tienen necesidades únicas.
Cuando comprendemos las necesidades particulares del hombre y de la mujer, podremos conocer cómo satisfacer las necesidades de la pareja. Resulta penoso que no se resuelvan los problemas en muchas discusiones entre esposos y esposas porque ninguno de los dos comprende las necesidades del otro. A veces, ambos se molestan porque el otro no los comprende.
Todos necesitamos amor y respeto; sin embargo, hay una diferencia entre hombres y mujeres. La principal necesidad de la mujer es el amor, y la del hombre, el respeto.[1]
► ¿En qué situaciones has podido observar esta diferencia entre las necesidades del hombre y de la mujer?
[1]El libro Amor y Respeto del Dr. Emerson Eggerich ha sido de gran ayuda en esta sección.
Cómo muestra el esposo amor a su esposa
Efesios 5:25, 28 dice: «Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella, (…). Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos (…)».
El esposo debe decir a menudo a su esposa que la ama y no debe dar por sentado que ella lo sabe. También debe demostrar su amor con algo más que palabras y debe hacerlo de formas que resulten significativas para ella. No debe suponer que ella se sentirá amada porque él le demuestra su amor como a él le parece apropiado. Ella tiene necesidades distintas a las de él.
(1) El esposo ama a su esposa al darle seguridad.[1]
La esposa quiere saber que su esposo la protege a nivel físico y emocional. El marido debe resolver los conflictos con los vecinos. Debe procurar que el hogar sea un lugar seguro. Debe defenderla cuando sea criticada por otros, incluso por familiares. No debe golpearla ni herirla físicamente para que lo obedezca. Debe hacer todo lo posible para cubrir las necesidades materiales de su familia. Si el esposo es negligente con el dinero, su esposa pensará que no se preocupa por las necesidades de su familia.
Consejos financieros para los esposos
Los problemas monetarios son una de las mayores causas de conflicto en un matrimonio. Esposos:
No hagan nada deshonesto o inmoral para obtener ganancias; recuerden que están bajo la autoridad de Dios.
Den su diezmo a la iglesia, ya que así confían en que Dios les proveerá.
Busquen la mejor opción de empleo, pero estén dispuestos a hacer trabajos poco placenteros por el momento.
Ya sea que tengan trabajo o no, encuentren algo que hacer día a día para ayudarse a sí mismos y a los demás.
No gasten el dinero de mañana pidiendo prestado hoy.
Cuando gasten dinero por placer, no olviden a su mujer e hijos.
Ahorren de manera regular para los gastos rutinarios, como el alquiler de sus casas.
Inviertan dinero para mejorar su situación en lugar de gastarlo en comodidades.
(2) El esposo ama a su esposa al apartarse para ella.
Un esposo debe mantenerse moralmente puro y deleitarse en su esposa: «Amante cierva y graciosa gacela; que sus senos te satisfagan en todo tiempo, su amor te embriague para siempre» (Proverbios 5:19). Si el esposo mantiene relaciones indecorosas o inmorales con otras mujeres o se entretiene con cosas impuras, su esposa no se sentirá amada.
(3) El esposo ama a su esposa al tratar de comprenderla.
El hombre no siempre logrará entender a su mujer, pero debe tomarse el tiempo para escucharla y analizarla. La Biblia dice a los esposos: «Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, (…) por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, (…)» (1 Pedro 3:7). Si un esposo ridiculiza los sentimientos y las opiniones de su esposa, ella no se sentirá amada. La mujer necesita que su marido intente comprender sus inquietudes, incluso si lo que ella dice no le parece lógico.
Puesto que Dios hizo del esposo la cabeza del hogar (Efesios 5:23), este tiene la responsabilidad de liderarlo (1 Timoteo 3:4-5). No obstante, ambos cónyuges deben tomarse el tiempo necesario para dialogar hasta que lleguen a un acuerdo a la hora de tomar la mayoría de las decisiones. El esposo no debe apresurarse a decidir algo sin considerar los sentimientos y opiniones de su esposa. Si no logran ponerse de acuerdo en un asunto, el esposo puede tener que tomar una decisión, si bien debe lamentar que no hayan llegado a un acuerdo. Normalmente, la ausencia de unidad es una advertencia para el esposo. Las mujeres suelen tener la sabiduría y el discernimiento que los hombres necesitan para tomar buenas decisiones.
► Pide a un estudiante que lea Efesios 4:2-3, 15-16 al grupo. ¿Cómo se aplican estos versículos a la relación entre esposo y esposa?
Muchas mujeres piensan que sus esposos no aprecian la labor que realizan. El hombre debe mostrar gratitud hacia su esposa. Debe reconocer el esfuerzo que ella hace por la familia. Nunca debe criticarla en presencia de otros[3], sino alabar su carácter, su belleza y habilidades. En la medida de lo posible, debe procurar que ella vista bien. La esposa no se siente amada cuando cree que su marido no se preocupa por su aspecto.
Cuando el esposo critica a su esposa puede hacer que ella piense que no vale como persona y puede desanimarla. Pablo dice a los creyentes: «Que no injurien a nadie, que no sean contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres» (Tito 3:2). Si es necesario hacer una crítica, el marido debe ser muy cuidadoso y debe afirmar que su aprecio por su esposa es mayor que su crítica. Debe evitar mencionar a mujeres que sean superiores a ella en otros aspectos.
(5) El esposo ama a su esposa al dedicar tiempo a la relación.
Pasar la vida juntos requiere tiempo para conversar. Las relaciones se afianzan mediante las palabras (Proverbios 16:24, Proverbios 20:5). Los cónyuges deben hablar de las cosas que ocupan sus días. Deben hablar de sus amistades, sentimientos, deseos y preocupaciones. La esposa se siente amada cuando su esposo se toma el tiempo para hablar y escuchar. Cuando este llega cansado del trabajo, puede que no tenga ganas de hablar ni de oír sobre los problemas del hogar, a pesar de ello no debe descuidar esta necesidad. La mujer se sentirá utilizada y no amada si el hombre quiere intimidad física pero no está disponible para la intimidad emocional.
(6) El esposo ama a su esposa al mostrarse paciente con sus debilidades.
1 Pedro 3:7 enseña: «Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, (…)». Por lo general, las mujeres no son tan fuertes a nivel físico como los hombres. Asimismo, la mayoría de las mujeres son más vulnerables al dolor emocional y la angustia que la mayoría de los hombres. El hombre debe consolar y animar a su esposa. Debe aprender a aliviar su estrés y evitar exigirle cosas cuando esté cansada, estresada o preocupada.
(7) El esposo ama a su esposa al satisfacer sus necesidades prácticas.
Del mismo modo que un hombre quiere tener las mejores herramientas para su trabajo y un buen lugar donde realizarlo, debe ofrecer un buen ambiente a su mujer. Debe asegurarse de que el hogar esté en buen estado y cuenta con las cosas que ella requiere.
Qué ocurre cuando los esposos aman a sus esposas
Los esposos, en su mayoría, se dan cuenta de que cuando muestran amor a sus esposas, estas responden con alegría y espíritu de cooperación. Las mujeres se sienten felices cuando sus esposos se dedican a ellas y les demuestran amor en las formas arriba mencionadas. Los hombres sacan el máximo provecho de su matrimonio cuando muestran amor a sus esposas (Efesios 5:28). Sin embargo, estos no tienen todo asegurado; hay excepciones. El esposo no debe mostrar amor con el propósito de obtener lo que quiere. Debe mostrar amor para agradar a Dios y para satisfacer las necesidades de su esposa en lugar de preocuparse por las suyas.
Algunas esposas han sido lastimadas a nivel afectivo debido a experiencias pasadas, y es posible que no respondan al amor de sus maridos con inmediatez. La práctica de mostrar amor no es algo que se deba probar durante unos días a modo de experimento. El esposo debe continuar mostrando su amor de este modo por el amor que tiene en su corazón por Dios y por su esposa. Cristo ama a la iglesia con la misma fidelidad y compromiso sacrificial.
[1]Hay muchos pasajes que hablan de esta verdad, como Efesios 5:28-31, Colosenses 3:19 (protección emocional), 1 Timoteo 5:8 (provisión física), Nehemías 4:13-14 (protección física) y 1 Timoteo 2:14 (protección espiritual).
[3]En el contexto del matrimonio, esto equivale a aplicar las instrucciones que Dios nos da en Efesios 4:29-32; 5:25-29 y Mateo 7:12.
Cómo muestra la esposa respeto por su esposo
Efesios 5:33 nos manda: «En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido».
El hombre necesita respeto. La mayor parte de ellos prefieren que los demás los respeten antes que agradarles. Dios diseñó al hombre para que proteja, sostenga y lidere a su familia. El cargo de padre y esposo merece respeto incluso antes de que este haga algo para ganárselo. La esposa debe comportarse de manera respetuosa con su esposo aun cuando sus acciones no sean correctas. Debe tratarlo como alguien hecho a imagen de Dios, y que es importante, aunque no ejerza su autoridad a la perfección (Efesios 5:23). Esto no significa que no pueda decirle que no está de acuerdo con sus acciones o decisiones, sino que no debe tratarlo de manera irrespetuosa.
Cuando una mujer respeta a su esposo y se somete libremente a su autoridad, demuestra su amor por Jesús (Efesios 5:22, 31-33).
Algunas esposas piensan que aman a sus esposos, aunque los traten de manera irrespetuosa: los critican ante sus amigos, les ocultan cosas y usan palabras hirientes. Deben entender que la falta de respeto no se compensa con afecto.
La mayoría de las mujeres tienen una fuerte inclinación a mostrarse maternales con los niños pequeños. Tienen la capacidad y el deseo naturales de atender las necesidades de los bebés. Imagina cómo se sentiría una mujer si alguien le dijera: «No eres capaz de cuidar a un bebé». Del mismo modo, los hombres poseen una fuerte inclinación a proteger, proveer y liderar. Cuando la esposa le dice al esposo que no es capaz de hacer esas cosas, este siente que es un fracaso como hombre.
La mujer debe entender que habrá otros hombres con personalidades más fuertes, que ganen más dinero o que ocupen puestos más altos que su esposo. No debe hacer que este se sienta fracasado comparándolo con los demás. De acuerdo con Efesios 5:21-33, la esposa es una con su esposo. Cuando una mujer critica a su marido o lo compara con otros, daña a ambos y a su relación.
► Pide a un estudiante que lea Proverbios 31:11-12, 26 al grupo. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cómo la esposa piadosa trata a su esposo con hechos y palabras?
(1) La esposa respeta a su marido con palabras de afirmación positiva.
La esposa debe reafirmar el potencial de su esposo. El respeto se manifestará en las palabras que la mujer dirija a su esposo. Las palabras producen un efecto poderoso en la mayoría de los hombres. Pueden levantarlo o derribarlo (Proverbios 14:1), animarlo o debilitarlo. Fortalecerán su confianza o quebrantarán su espíritu (Proverbios 18:21). Puede que un hombre no tenga éxito en todas sus iniciativas o que no sea capaz de ocupar ciertos cargos, pero su esposa debe reafirmar sus esfuerzos por proveer un hogar y seguridad a su familia. No debe disuadirle de sus iniciativas ni de que intente nuevos retos.
► Pide a los estudiantes que lean Proverbios 15:4 y Proverbios 16:24 al grupo.
(2) La esposa respeta a su marido mediante la sumisión (1 Pedro 3:5).
El hecho de que una esposa sea sumisa no significa que sea inferior a su marido. Por el contrario, significa que sus funciones son diferentes. Incluso en la Trinidad vemos que el Hijo se somete al Padre, aunque el Hijo no es inferior al Padre en naturaleza, en poder o en ninguno de sus atributos.
Este principio no resulta fácil para algunas esposas, sobre todo si sus esposos no viven según la Palabra de Dios o no son cariñosos con ellas. Muchas mujeres creen que pueden tomar mejores decisiones para sí mismas o para la familia que sus maridos. En ocasiones, la esposa tiene razón y el esposo se equivoca. Sin embargo, si una esposa se somete a su marido solo cuando está de acuerdo con él, ella está asumiendo la autoridad y no se está sometiendo de verdad. Someterse significa permitir que el otro tome las decisiones.
Pedro dice a las esposas:
Estén sujetas a sus maridos, de modo que, si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres (…). Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios
(1 Pedro 3:1, 3-4).
Existen distintas situaciones difíciles. Muchas esposas se preguntan: «Si él me dice que _______, ¿tengo que hacerlo?». No podemos referirnos en esta lección a la enorme variedad de circunstancias que existen. No obstante, el problema de la sumisión generalmente no se debe a que el esposo exija cosas que la esposa no debe hacer. Puede suceder que la mujer no quiera someterse porque piensa que su esposo sería poco razonable si ella lo hiciera. Tal vez el marido no es amoroso y amable. Puede pasar que la esposa no quiera renunciar a su libertad de tomar sus propias decisiones. Quizás tenga una actitud desafiante. Puede suceder también que la esposa toma como excusa las acciones poco amables o los errores del esposo para rechazar su autoridad en general. Pero esto constituye un acto de desobediencia a los mandamientos de la Palabra de Dios.
La Biblia nos dice que una esposa piadosa y sumisa puede ganar a su marido para el Señor. No está garantizado que un esposo se convierta en creyente por tener una buena esposa, pero es mucho menos probable que se convierta en creyente si su esposa cristiana se muestra desafiante. La mujer puede ganar el favor de su marido siendo respetuosa, aunque esa no es la principal razón por la que debe hacerlo. Ella debe respetar a su esposo porque le debe respeto y porque quiere agradar a Dios.
Proverbios 12:4 dice: «La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos». Cuando una esposa trata irrespetuosamente a su marido en presencia de sus amigos, le quita honor y tal vez nunca pueda devolvérselo. Los hombres admiran a otros hombres que tienen esposas dedicadas, pero sienten lástima de los que tienen mujeres irrespetuosas.
(3) La esposa respeta a su esposo al prestar atención a sus necesidades (Proverbios 31:15, 21, 25, 27).
Cuando la esposa conoce detalles especiales que agradan a su marido como cocinar y cuidar de la casa, este se sentirá honrado. Si ella se niega a cambiar sus hábitos por él, el marido se sentirá menospreciado.
Si una mujer está ocupada con el trabajo, los amigos, la iglesia o alguna actividad de ocio y no dedica tiempo a escuchar a su marido ni a atender sus necesidades, este se sentirá menospreciado.
Génesis 2:18 enseña: «Entonces el Señor Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada”».
(4) La esposa respeta a su esposo al darle afecto físico.
La satisfacción sexual parece ser algo más importante para la mayor parte de los hombres que para algunas mujeres. Una mujer puede no estar tan interesada en tener relaciones sexuales a menos que sus emociones y su estado de ánimo la predispongan a ello, lo cual ocurre con menos frecuencia de lo que el hombre desearía. Eso quiere decir que el esposo puede sentirse descontento a menudo si su esposa no comprende su necesidad. Ella puede incluso despreciar el deseo sexual masculino a causa de malos tratos que haya sufrido u observado con anterioridad. El marido debe intentar ser paciente y comprensivo con su mujer. Pero la esposa debe entender que es bueno que satisfaga la necesidad sexual de su esposo aun cuando ella misma no sienta la misma necesidad. Si un hombre se muestra fiel y comprometido con su esposa, y no mantiene relaciones inapropiadas con otras mujeres, puede sentirse molesto cuando su mujer no atiende su necesidad. La fidelidad del hombre a su compromiso matrimonial no debe depender jamás de que él se sienta satisfecho físicamente, no obstante, si su esposa atiende a sus necesidades sexuales, ello puede disminuir su lucha contra la tentación.
En Cantares se afirma: «Mi amado es mío, y yo soy suya; (…). Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas (…) Allí te entregaré mi amor». (Cantares 2:16; Cantares 7:11-12, énfasis añadido; consulta también 1 Corintios 7:3-5.)
Qué ocurre cuando no obedecemos las instrucciones de Dios
Lo descrito en estos párrafos no se aplica a todos los conflictos en el matrimonio, aunque es algo frecuente. En ellos, se muestran los ciclos naturales de causa y efecto en el comportamiento que tienen lugar cuando los esposos obedecen a sus sentimientos de forma poco espiritual, en lugar de (1) reconocer lo que sienten, (2) recordar la verdad de Dios y lo que él desea para ellos, y (3) depender del Espíritu para que les ayude a actuar bíblicamente.
Si la esposa no camina en el Espíritu y no deja que el amor de Dios obre por medio de ella, reaccionará de maneras naturales que dañarán su matrimonio. Si la esposa no se siente amada, no se sentirá segura. Empezará a imponerse y resistir la autoridad de su esposo porque no tiene la certeza de que él se preocupe por ella. Cuando esto ocurre, él sentirá que le falta el respeto. Si él intenta imponer su autoridad y exigir respeto, ella sentirá aún más que él no la quiere.
Si el esposo no camina en el Espíritu y no deja que el amor de Dios obre por medio de él, no tendrá la actitud para fortalecer su matrimonio. Cuando el marido percibe que no lo respetan, se siente herido y enojado. Quizás le diga cosas hirientes a su esposa. Si intenta controlar sus sentimientos, se quedará callado. No querrá estar cerca de su mujer ni abrirle su corazón, porque no la considerará una aliada. Cuando esto ocurre, su mujer no entenderá por qué. Tal vez le faltó el respeto porque quería hacerle ver que ella no era feliz y que él debía cambiar. Cuando él se enfada o se retrae, ella pensará que le está confirmando que no le importan sus sentimientos. Es posible que ella se vuelva aún más irrespetuosa.
Las personas se tornan más vulnerables a la tentación cuando la relación matrimonial se daña. La esposa se ve tentada a resistirse con más fuerza al liderazgo del esposo. Se siente tentada a hablar con otros de él de manera irrespetuosa y a disfrutar de la atención de otro hombre que parece apreciarla. El marido se siente tentado a alejarse de su mujer porque su comportamiento lo ofende. No tiene deseos de ofrecerle cariño. Incluso, puede caer en la tentación de disfrutar de la atención de otra mujer que lo admira.
Cada cual es responsable ante Dios de sus decisiones. Él no perdonará el pecado de nadie por lo que haya hecho su pareja. Dios promete que nos dará la fuerza para ayudarnos a vivir como deberíamos. No se busca con esta información que alguien exija lo que necesita a su cónyuge o que lo culpe por su propio pecado. El propósito es que cada persona pueda darse cuenta de su responsabilidad de agradar a Dios y dar lo que su pareja requiere.
Objetivos equivocados
A veces la gente busca la manera de hacer su vida más fácil. Por ejemplo, el esposo podría intentar hacer esto tratando que su esposa cambie. Del mismo modo, la esposa quizás piense que su vida sería mejor si su marido cambiara. En ocasiones, las personas preguntan a un consejero, pastor o amigos sobre cómo cambiar al otro, pero hacer que el cónyuge cambie no es el objetivo correcto. Alguien que trata de facilitar su vida mediante técnicas relacionales no está siendo motivada por el amor a Dios o a la otra persona.
A veces, las personas intentan durante años corregir los defectos del otro. Nunca dejan de criticar los mismos defectos. Pese a que cada cual tiene defectos reales, al final cada cónyuge debe aceptar al otro con sus defectos. Entre las faltas puede haber defectos de personalidad, de carácter o espirituales (incluso el pecado). La relación no debe depender de la voluntad de cambiar del otro, pues puede que la persona se sienta incapaz de cambiar. Sea cual sea la razón por la que no cambia, los esposos deben mostrarse amor y respeto, valorándose mutuamente incluso con sus defectos.
Conclusión
Dios diseñó la forma de ser del hombre y de la mujer, y creó el matrimonio para satisfacer las necesidades humanas. Sin embargo, vivimos en un mundo donde los matrimonios y las familias han sido afectados por el pecado. Cada uno de nosotros sufrimos las consecuencias de nuestros propios pecados y de los pecados de los demás hacia nosotros. No podemos experimentar el matrimonio tal como Dios lo quiso sin la gracia que nos transforma y que nos ayuda a mostrar gracia a los demás. Necesitamos ser purificados por el Espíritu de Dios para que nuestros motivos sean puros, nuestro amor, fuerte, y nuestra humildad, de servicio.
Para el debate grupal
► ¿Qué ideas de esta lección son nuevas para ti? ¿Cómo piensas cambiar tus actitudes y conducta?
► ¿Qué puede hacer la iglesia para fortalecer los matrimonios?
Oración
Padre celestial:
Gracias por diseñar la relación matrimonial para satisfacer tantas necesidades especiales. Te agradecemos que nos hayas dado instrucciones para el matrimonio.
Ayúdanos a tener el amor y la comprensión para ocuparnos de él como deberíamos. Ayúdanos a tener familias que demuestren tu amor al mundo.
Gracias por tu gracia que nos permite amar como tú.
Amén
Tareas de la lección
(1) Memoriza 1 Corintios 13:4-8. Al comienzo de la siguiente lección, escribe o recita el pasaje de memoria.
(2) Escribe un ensayo de dos páginas en el que describas las necesidades del esposo o de la esposa. Da ejemplos de conducta por parte de los cónyuges que ayuden a satisfacer esas necesidades. Usa las Escrituras para respaldar cada una de las necesidades que expongas.
SGC exists to equip rising Christian leaders around the world by providing free, high-quality theological resources. We gladly grant permission for you to print and distribute our courses under these simple guidelines:
No Changes – Course content must not be altered in any way.
No Profit Sales – Printed copies may not be sold for profit.
Free Use for Ministry – Churches, schools, and other training ministries may freely print and distribute copies—even if they charge tuition.
No Unauthorized Translations – Please contact us before translating any course into another language.
All materials remain the copyrighted property of Shepherds Global Classroom. We simply ask that you honor the integrity of the content and mission.