Susanna Wesley dio a luz a 19 hijos, pero debido a las condiciones de la época, nueve no vivieron mucho tiempo. Entre los 10 hijos que crio se encontraban John y Charles Wesley. Una vez que su hijo John alcanzó la edad adulta, le pidió que escribiera una descripción de los métodos que utilizaba para criar a sus hijos, tras lo cual ella le envió una carta con esa información.[1]
A los niños se les enseñaba el padrenuestro en cuanto podían hablar, y ellos lo repetían por la mañana y por la noche. Además, leían juntos un capítulo de las Escrituras cada día. En aquella época, la mayoría de las mujeres no tenían una buena educación, pero Susanna insistía en que todos los niños debían aprender a leer. Para ella era prioritario saber leer y escribir antes que aprender a trabajar.
Susanna decía: «La obstinación es la raíz de todo pecado y miseria». Enseñaba a sus hijos a controlar sus impulsos y a someterse a la autoridad. Decía que todo acto de obediencia debía alabarse, aunque no se realizara a la perfección. Los errores podían tolerarse, mas toda desobediencia intencionada debía castigarse.
La familia siempre comía junta, y los niños aprendían a comer lo que se les servía sin quejarse.
La Biblia nos dice que «la necedad está ligada al corazón del niño (...)» (Proverbios 22:15). El salmista señala que los niños nacen hablando mentiras, «(...) desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras» (Salmos 58:3). Por esta razón, los padres son responsables de corregir a sus hijos.
Si a un niño de tres años se le diera a elegir entre comerse un helado ahora mismo o ser propietario de una fábrica de helados dentro de un año, elegiría lo primero. Incluso si uno de los padres le explicara las alternativas, el niño elegiría comer el helado ahora si tuviera que tomar su propia decisión. Esta ilustración nos muestra que las explicaciones no bastan para corregir al niño.
La explicación del bien y el mal no basta para corregir al niño, porque:
El niño no puede comprender un razonamiento maduro (1 Corintios 13:11).
El niño no puede ver todas las consecuencias a largo plazo de sus actos.
El niño no es lo bastante maduro para controlar sus impulsos y deseos usando la razón.
Tal vez parezca cruel infligir dolor físico a un niño, pero el padre cariñoso lo hace para evitar males mayores: «El que evita la vara odia a su hijo, pero el que lo ama lo disciplina con diligencia» (Proverbios 13:24). Por ejemplo, un niño pequeño que juega cerca del fuego puede caer en él y lesionarse gravemente porque no entiende el peligro. Pero si su madre le da una palmadita cuando se acerca demasiado, el dolor menor evitará el mayor.
Algunos han sufrido abusos físicos por parte de personas que no los amaban. Lo que vivieron los lleva a odiar la idea de que alguien castigue físicamente a un niño. Sin embargo, los padres que descuidan la corrección adecuada causarán graves problemas a sus hijos en el futuro.
► Pide a los estudiantes que lean Proverbios 19:18 y Proverbios 29:17 al grupo.
La corrección debe comenzar cuando el niño tiene edad suficiente para comprender que se opone a sus padres. Incluso un niño de muy corta edad sabe cuándo se niega a cooperar.
La mayor parte de la corrección debe aplicarse mientras el niño es pequeño y tierno (Proverbios 22:15). Al igual que la arcilla se endurece con el tiempo y se vuelve más difícil de darle la forma deseada, así el carácter del niño se vuelve más difícil de formar con el paso del tiempo. Si el menor desobedece constantemente a sus padres después de los 10 años, la corrección de los padres no está teniendo mucho éxito, lo que reduce sus posibilidades de lograrlo en el futuro. La corrección física es cada vez menos eficaz a medida que el niño crece. Los padres se equivocan si piensan que la corrección será más fácil cuando el niño sea mayor; será más difícil y, a la larga, imposible.
Cuando el niño se convierte en adulto joven, ya no se le puede corregir físicamente como cuando era niño. Un joven necesita respeto incluso si su comportamiento no es maduro. El padre podría utilizar otras formas de corrección, como limitar el tiempo de entretenimiento o de uso del teléfono o las actividades sociales del menor, no obstante, la comunicación afectuosa y atenta será lo más importante. El progenitor debe entender que el joven está tomando decisiones reales, y aunque el padre tenga influencia, no puede evitar que el menor ejerza su voluntad personal y experimente las consecuencias de sus decisiones.
Algunos padres no saben hasta qué punto deben castigar físicamente a sus hijos. Si después de la corrección el niño sigue mostrándose enfadado y rebelde, quiere decir que el castigo no ha sido lo bastante severo (este principio no se aplica en el caso de un niño que es demasiado grande para ser corregido de forma eficaz por medio del castigo físico). La corrección debe ser lo bastante severa como para que el niño se arrepienta de su desobediencia y decida someterse a la autoridad. El castigo no debe causar lesiones. La corrección que causa moratones o marcas en la piel que permanecen más de unos minutos puede que sea demasiado dura.
La Biblia utiliza la ilustración del castigo físico para explicar la forma en que Dios trata a sus hijos.
► Pide a los estudiantes que lean Proverbios 3:11-12 y Hebreos 12:5-8 al grupo.
Estos pasajes de la Biblia nos dicen que Dios disciplina a sus hijos porque los ama. Del mismo modo, los padres disciplinan a sus hijos porque los aman. La disciplina adecuada es una señal de amor, y la ausencia de ella, una falta de amor.
La corrección física enseña al niño a ejercer el autocontrol, pues así aprende a resistir la tentación al saber que será castigado si obra mal. A medida que resiste la tentación de hacer lo malo, desarrolla un carácter más fuerte. Cuando sea maduro, resistirá la tentación gracias a que comprende las consecuencias y no por el castigo físico. Sin embargo, un niño que no es corregido de manera constante se convierte en un adulto demasiado débil para resistir la tentación, aunque sepa que es perjudicial para él.
Imaginemos a un padre que solo le da caramelos a su hijo porque este los quiere. No quiere hacer que el niño se sienta triste, pero le está haciendo daño. Del mismo modo, un padre que siempre cede ante las exigencias de su hijo dañará el carácter y el futuro del pequeño. La Biblia dice incluso que el padre odia a su hijo si no lo corrige (Proverbios 13:24).
No es feliz el niño que vive en un hogar sin límites, ya que estos aportan seguridad. Si el menor descubre que puede conseguir lo que quiere a base de quejas y protestas, lo hará todo el tiempo, pero no será feliz. Los niños son felices cuando se sienten seguros y se conducen dentro de ciertos límites, y no sienten que deben luchar y resistirse al control para tener algo. Un niño sin disciplina rara vez es feliz.
Cuando el niño sea adulto, el mundo no le dará todo lo que pida. No lo respetarán ni lo ascenderán si es grosero, egoísta e irresponsable. Los padres deben educar a sus hijos de modo que estén preparados para la vida, y sin olvidar que no están formando a niños, sino a adultos.
Los progenitores deben explicar y demostrar que la corrección de sus hijos tiene por objeto ayudarles a convertirse en personas de buen carácter en las que se puede confiar y a las que se puede respetar.
► Pide a los estudiantes que lean Proverbios 22:15, Proverbios 23:13-14 y Proverbios 29:15 al grupo.
Recuerda que el propósito de la corrección es que el niño se desarrolle. La corrección física puede no ser necesaria cuando el menor comprende el mal que ha hecho y lo lamenta. El propósito es la corrección, no la justicia; el padre no necesita preocuparse de que el niño reciba el castigo que se merece.
► ¿En qué se diferencia la corrección de los padres de lo que hace una persona que intimida y amenaza con causar daños físicos para que los demás hagan lo que él quiere?
Alguien violento está dispuesto a causar daño a otras personas con tal de conseguir lo que quiere. El padre ama a su hijo, y la corrección física es por el bien del niño. Un padre que ama a su hijo no querrá hacerle daño. Si bien es cierto que una persona puede sentir que un abusador o un agresor no la ama, el niño puede saber que lo aman incluso cuando lo corrigen y darse cuenta de que su vida es mejor gracias a la autoridad de sus padres.
Algunos padres castigan con severidad y de forma incoherente a causa de la ira o por crueldad. Hieren a sus hijos física y emocionalmente; los castigan como una forma de aliviar el estrés y la frustración que les produce la vida. Se trata de un problema grave que no debería ser tolerado por quienes lo observan. Los amigos, vecinos y familiares deben confrontar a quienes maltratan a sus hijos. La pareja de un padre maltratador debe pedir ayuda a familiares, amigos o a un pastor. La protección del niño es fundamental.
► Algunos padres humillan en público a sus hijos cuando se portan mal. ¿Te parece un buen método para corregirlos?
► Pide a un estudiante que lea Efesios 6:4 al grupo.
El niño necesita saber que sus padres lo aman y que lo corrigen por su bien. Este no sentirá que lo aman cuando sus padres lo humillan. Podría llegar a resentirse y pensar que la autoridad de sus padres es algo terrible de lo que tiene que escapar. Los padres deben corregir a sus hijos en privado y evitar avergonzarlos en presencia de otras personas. Los progenitores deben instruir y corregir a sus hijos con amabilidad y paciencia.[1] Proverbios 16:21b nos dice que «(...) la dulzura de palabras aumenta la persuasión».
► Imagina que le pediste a tu hijo que se encargara de los animales. Al llegar a casa por la noche, descubres que no les ha dado de comer. Estás cansado de trabajar todo el día, pero debes dar de comer a los animales antes de irte a dormir porque tu hijo no te hizo caso. ¿Deberías enfadarte? ¿Está mal que un padre se enfade con su hijo?
El padre debe tener presente que la corrección tiene por objeto beneficiar al niño. Si el padre se enfada porque siente que su hijo le faltó al respeto o porque la desobediencia de su hijo le causa incomodidad, su ira no sirve para nada bueno (Santiago 1:20), sino que es egocéntrica.
Los padres pueden expresar su enfado de la siguiente manera: «Hijo, no diste de comer a los animales como te dije. Estaban hambrientos y habrían estado así toda la noche si no les hubiera dado de comer. Tuve que alimentarlos a pesar de que estaba cansado de trabajar todo el día. Estoy enojado porque no quiero que seas el tipo de persona que ignora las necesidades de los demás y descuida sus responsabilidades. Proverbios 12:10 enseña: ›El justo se preocupa de la vida de su ganado, pero las entrañas de los impíos son crueles‹».
Rebeca les prohibió a sus hijos que comieran o bebieran en la habitación que tenía una alfombra nueva. Al día siguiente, vio a uno de los pequeños comiendo allí y lo regañó. Más tarde, otro de sus hijos caminó sobre la alfombra con un vaso de jugo y también lo regañó. En los días que siguieron, los niños a veces llevaron bebidas a esa habitación, pero Rebeca estaba ocupada y no los corrigió. Un día, uno de sus hijos derramó Coca-Cola sobre la alfombra. Entonces, Rebeca se enfadó y le dio unas nalgadas.
► ¿Qué hay de malo en la forma que tiene Rebeca de corregir a sus hijos?
Rebeca tenía por norma que los niños no debían llevar alimentos ni bebidas a la habitación con alfombra, no obstante, les permitió quebrantar la norma hasta que se produjo un accidente. Castigó el accidente en lugar de la infracción. Con ello se enseña a los niños que pueden romper las reglas siempre que puedan evitar las malas consecuencias. Esta noción desarrolla un mal carácter y constituye la base de la infracción de las normas. La gente rompe las reglas porque cree que puede obtener los resultados que desea y evitar las malas consecuencias. Los padres deben corregir la desobediencia en lugar de castigar el accidente de los niños.
Miguel les ordenó a sus hijos que guardaran siempre las bicicletas por la noche. Todos los días durante una semana, cuando Miguel llegaba a casa, las bicicletas seguían afuera. Un día, Miguel perdió una de sus herramientas en el trabajo, se lastimó por accidente un dedo y se le pinchó un neumático mientras conducía de vuelta a casa. Al llegar, vio que las bicicletas seguían afuera por lo que castigó a sus hijos.
► ¿Qué hay de malo en la forma que tiene Miguel de corregir a sus hijos?
Algunos padres toleran la desobediencia cuando están de buen humor y la castigan cuando se enojan por determinadas circunstancias de la vida. Los niños no aprenderán a obedecer a menos que los padres los corrijan de manera constante.
► Presta atención a los siguientes consejos y explica por qué son importantes. ¿Qué ocurre si el padre no sigue estas indicaciones?
Las exigencias deben ser acordes a las capacidades y madurez del niño.
Castiga únicamente la desobediencia deliberada, no las faltas accidentales.
Las normas y exigencias deben ser claras y comprensibles.
Cuando el niño desobedece, los padres deben explicarle lo que debería haber hecho.
Nunca castigues al niño por algo que no estaba bajo su control.
[1]Si bien 2 Timoteo 2:24-25 y Gálatas 6:1 fueron escritos como instrucciones para lidiar con el pecado dentro de la iglesia, la enseñanza acerca de demostrar paciencia y mansedumbre a la hora de corregir a aquellos que se equivocan también se aplica al contexto de la crianza de los hijos.
Instrucciones prácticas por parte de los niños
Hace algunos años, el psicólogo británico Dr. R. F. Hertz llevó a cabo una investigación en la que pidió a 100.000 niños de entre 8 y 14 años procedentes de 24 países que hicieran una lista de normas de comportamiento para los padres. Esta investigación no tiene la autoridad de la Palabra de Dios, pero nos enseña algunas de las necesidades que sienten los niños. He aquí algunas de las respuestas más comunes:
No discutas delante de tus hijos.
No les mientas a tus hijos.
Responde siempre las preguntas de tus hijos.
Trata a todos tus hijos con el mismo afecto.
Debe haber [amistad] entre padres e hijos.
Trata a los amigos de tus hijos como a invitados.
No culpes ni castigues a tus hijos en presencia de sus amigos.
Concéntrate en las virtudes de tu hijo y no resaltes sus defectos.
Sé constante en tu afecto y estado de ánimo.
Cuando uno de los progenitores critica constantemente al otro en presencia de sus hijos, estos podrían pensar que ellos también pueden estar en desacuerdo y ver los defectos del progenitor al que se ha faltado al respeto.[1] Los padres deberían discutir sus desacuerdos en privado e intentar desarrollar normas que puedan seguir de forma cooperativa.
Los padres no deben mentirles a sus hijos (Colosenses 3:9), ni siquiera para hacerlos cooperar o para calmar sus inquietudes. El niño deja de sentirse seguro cuando se da cuenta de que sus padres le mienten. Algunos progenitores no pueden dar consuelo u orientar a sus hijos cuando sienten miedo porque los pequeños no creen lo que ellos dicen.
► Elige uno de los puntos de la sección anterior y describe los problemas que se producen si uno de los progenitores no sigue las indicaciones.
[1]Todas las instrucciones y principios de Efesios 4:29-32, Efesios 5:33; 1 Pedro 3:7-12 pueden aplicarse en este caso.
El hogar del cristiano
► Cuando un desconocido llega a tu casa, ¿percibe de inmediato que en ella viven cristianos? ¿Cómo?
► Pide a un estudiante que lea Deuteronomio 6:6-9 al grupo.
Los israelitas debían preocuparse por forjar el futuro por medio de la formación del carácter de sus hijos. ¿Cómo debían hacerlo? Debían tener un ambiente vigilado para instruir a sus hijos en los principios bíblicos. Debían exhibir las Escrituras por todos lados. («Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas»). No solo se debía exhibir literalmente las Escrituras en el hogar, sino que lo que más importaba era que todo en el hogar fuera coherente con ellas.
Estas familias no habrían tenido los Diez Mandamientos en una pared y una foto de un artista pecador y mundano en la otra. Eso habría confundido mucho a los niños a la hora de entender los valores.
Los niños son influenciados de manera inconsciente por las cosas que ven y oyen a diario. Si en su casa suena siempre una emisora radial, absorberán parte de la filosofía detrás de esa música.
Es imposible que los padres protejan a sus hijos de toda filosofía maligna o influencia mundanal, no obstante, los padres cristianos deben enseñar a sus hijos a analizar todo lo que ven y oyen a través de los lentes de la Palabra de Dios. Jesús oró: «No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. (…) Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad» (Juan 17:15, 17).
Los niños se fijan en los héroes que admiran sus padres. También saben a quienes respetan. No es coherente que un padre enseñe a sus hijos la verdad cristiana mientras él mismo admira a personas mundanas e inmorales. El progenitor que hace esto transmite a su hijo que le haría más feliz si su hijo fuera un artista de éxito que un cristiano fiel.
Algunos piensan que está bien exponer a sus hijos a cosas pecaminosas si se les explica por qué están mal. Pero pensemos en esto: si intentáramos que nuestros hijos comieran la comida correcta, no les pondríamos delante un montón de caramelos y pasteles, para luego explicarles por qué deben comer verduras. Toda la información sobre las vitaminas no podría vencer los deseos naturales que se despiertan a la vista de los dulces.
Algunos permiten que la televisión permanezca encendida todo el tiempo sin preocuparse por lo que ven sus hijos. Los cristianos deben tener presente que la sociedad enseña que el pecado está bien siempre y cuando se controlen los resultados. La televisión muestra a personas que viven en pecado y sin sufrir consecuencias, lo cual no es una descripción fiel de la vida real. La televisión hace que los hijos piensen que sus padres les impiden disfrutar de la vida, así que esperan a que llegue el momento en que puedan hacer lo que deseen.
Hay muchos cristianos que viven en hogares con parientes que no son cristianos. En esos casos, el hogar no constituye un entorno protegido de las malas influencias. Es importante que el padre cristiano dé un ejemplo de amor, fidelidad, pureza y gozo, mientras ora para que el Espíritu Santo ayude al niño a elegir la dirección correcta para su vida.
Familias imperfectas
Puesto que las familias no son perfectas, las relaciones suelen tener un historial de errores previos y conflictos sin resolver.
Ni siquiera los padres cristianos son perfectos. No siempre son coherentes a la hora de establecer y hacer cumplir las normas. No siempre entienden la situación de su hijo adolescente, ya que las cosas han cambiado en esta nueva generación. No siempre tienen suficiente empatía con los problemas reales de sus hijos, ni tampoco tienen la mejor actitud, y hasta pueden pronunciar palabras hirientes.
Dios creó a las primeras personas y diseñó la familia. Hizo al hombre, le puso una esposa y les dio hijos que criar. Dios lo sabe todo. Él sabía que los padres cometerían errores, y, sin embargo, diseñó la paternidad. Con todos los defectos que tienen las personas, vio que era la mejor manera. Eso significa que debe haber una forma de que la familia tenga éxito. El sistema familiar tiene muchas ventajas, incluso cuando no es perfecto.
Que Dios inventara la paternidad resulta significativo para los hijos. Quiere decir que, cuando ellos se rebelan, deciden rechazar el sistema que Dios instituyó. El Señor dijo: «Hijos, obedezcan a sus padres» (Efesios 6:1). Los padres se rebelan contra el plan divino cuando no cumplen con las responsabilidades que Dios les ha dado. Rechazar el plan de Dios es rebelarse contra él.
Responsabilidad en la crianza de los hijos
En el cuadro de la paternidad, existen tres áreas de responsabilidad. El niño tiene un área de responsabilidad; el padre también tiene una, y Dios tiene la suya propia. Ya hemos visto detalladamente la responsabilidad de los padres en las dos últimas lecciones. Ahora veremos la participación que tiene Dios en la vida de los hijos y las responsabilidades de estos últimos.
La obra de Dios en la vida de los niños
Dios quiere que los niños tengan una relación personal con él a través de la fe en Jesús. (Lee Mateo 18:1-6 y Mateo 19:13-15).
Dios se muestra fiel en atraer a nuestros hijos a esta relación con él. (Lee Juan 6:44).
Dios habla a nuestros hijos a través de su Palabra. (Lee 2 Timoteo 3:14-15).
Los niños en relación con Dios
Los niños pueden obtener el perdón de sus pecados (1 Juan 2:12).
Los niños pueden conocer a Dios (1 Juan 2:13).
Los niños pueden crecer en su relación con Dios (1 Samuel 2:26).
Los niños pueden adorar a Dios (Mateo 21:15-16).
Los niños y jóvenes pueden ser utilizados por Dios (Joel 2:28).
En las Escrituras hay varios ejemplos de niños y jóvenes que Dios utiliza para cumplir con sus propósitos: Samuel, la sierva de la mujer de Naamán, el niño con cuyo almuerzo Jesús alimentó a la multitud, Daniel, José, David y María, tan solo por nombrar algunos.
La responsabilidad del niño
De acuerdo con la Palabra de Dios, la responsabilidad del niño es obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3). ¿Qué pasa si el padre se equivoca a veces? El hijo debe cumplir con su responsabilidad y no hacer que esta dependa de cómo actúe el padre. La responsabilidad del hijo no es esa, sino obedecer.
Los padres no tendrían autoridad alguna si el niño decidiera obedecer tan solo cuando piensa que sus padres tienen razón. Esa no puede ser la voluntad de Dios, ya que destruiría todo el sistema de crianza.
El niño no es responsable del modo en que el padre utiliza su autoridad. Su área de responsabilidad es obedecer. ¿Y si el padre le pide que haga algo que está mal, como traerle una cerveza de la nevera? El niño no tiene la responsabilidad de decidir si el padre tiene razón o no. Puede expresar su opinión con respeto, pero debe obedecer.
Entre las excepciones a la obligación de obedecer estarían el maltrato físico lesivo o los actos inmorales, en los que habría que recurrir a una autoridad superior capaz de proteger al menor.
Los conflictos que los hijos tienen con sus padres no suelen deberse a si un mandato es coherente con los principios del cristianismo. El hijo rebelde normalmente se opone a sus padres en asuntos rutinarios, como limpiar su habitación, hacer las tareas domésticas, llegar a casa a una hora determinada y restricciones en cuanto al entretenimiento.
El hijo rebelde se opone al concepto de autoridad paterna al reclamar el derecho a decidir cuándo las órdenes de sus padres son incorrectas. Esta oposición se debe al deseo básico de independencia, soberanía y autonomía personal. ¿A qué edad se consigue eso? Nunca.
El concepto de independencia es una ilusión, pues uno siempre tendrá responsabilidades que se derivan de tomar en consideración a los demás. Siempre habrá tareas que sabes que debes hacer, aunque tu madre no esté ahí para decírtelo. Quien insiste en vivir sin compromisos con otras personas deja un rastro de dolor y destrucción, hiriendo a cualquiera que confíe y dependa de él.
A veces los niños se ofenden ante las preocupaciones de sus padres, pues creen que estos deberían confiar más en ellos. Si el niño intentara comprender y respetar las inquietudes de sus padres, estos confiarían más en él y estarían dispuestos a modificar las restricciones. Cuando el niño rechaza las preocupaciones de sus progenitores, estos sienten que deben restringirlo más.
Reconocer los errores
A muchas personas les da miedo admitir que han cometido un error en una relación porque temen que eso los haga más débiles en conflictos futuros. En realidad, la mejor postura es la de ser sincero y estar dispuesto a hacer lo correcto. La única manera de alcanzar esa postura y mantenerse en ella es admitir los errores cometidos, empezar a hacer lo correcto y estar dispuesto a ser corregido cada vez que se haya cometido una falta.
A veces, la persona en autoridad quiere que sus subordinados admitan sus errores, pero se niega a admitir los suyos porque piensa que eso disminuirá su autoridad. Esto es un error. Si alguien en autoridad no puede admitir sus errores, sus subordinados no confiarán en él. Este principio es válido para cualquier posición de autoridad, incluida la de los padres.
Padres, si se encuentran en una situación de conflicto con sus hijos, es probable que hayan cometido algunos errores que necesitan reconocer. Es posible que el niño justifique su mala conducta por los errores de ustedes. Pidan disculpas por sus duras palabras, sus respuestas precipitadas y por no haber comprendido la situación. Es probable que no se logre poner fin al conflicto hasta que hagan esto, porque «Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes» (Santiago 4:6b).
Tanto si eres padre como si eres hijo, necesitas reconocer tus errores. Por lo general, el arrepentimiento, las disculpas y la sumisión coherente a la autoridad dada por Dios conseguirán que los demás cooperen mejor, aunque no es esa la razón por la que debes hacerlo, sino que debes hacerlo para agradar a Dios.
No es necesario que busques culpabilizar a la otra persona de sus faltas cuando admites las que tú has cometido. No utilices las faltas de los demás para excusar tus malas acciones.
La relación puede mejorar de inmediato, o puede llevar cierto tiempo. A veces la gente tiene que ver que hay un cambio de verdad antes de cambiar también. Sin embargo, la razón para hacer lo correcto no es lograr que la otra persona cambie. Debes hacer lo que Dios quiere que hagas. Tal vez la otra persona no cambie, pero tú tendrás la conciencia tranquila y la bendición de Dios porque estás cumpliendo con tu responsabilidad. Confía en que Dios cumplirá con la suya.
La importancia de que todos los ámbitos de la vida se sometan a la autoridad de Dios
Imagina un pequeño país insular de nombre Zhivia. Grekia, una isla cercana, quiere conquistar Zhivia. El gobernante de Grekia promete al gobierno de Zhivia que los dos países tendrán paz si Zhivia le cede a Grekia cuatro hectáreas en el medio de la isla. ¿Sería ésta una buena solución para alcanzar la paz? Si Zhivia le da al enemigo un espacio en el medio de su territorio, este podrá extenderse a partir de ahí y conquistar más.
Imagina que tu vida es un territorio con varias regiones. Una de ellas puede ser la del trabajo o la escuela, otra la del entretenimiento, otra tu relación con tus familiares. Pero hay muchas otras áreas.
Todo el territorio y todas las regiones de tu vida deben estar bajo la autoridad de Dios. ¿Qué pasa si una región, la relación con tu familia, no está bajo la autoridad de Dios? Habrás permitido que Satanás entre en esa región. A partir de ahí, él comenzará a invadir otras áreas de tu vida. Del mismo modo, cuando alguien es impuro en su entretenimiento, otras regiones de su vida serán invadidas por Satanás. El cristiano debe poner cada región de su vida bajo la autoridad del Señor.
Algunos consejos prácticos para los padres
► Pide a los estudiantes que lean Efesios 6:4, Colosenses 3:21, 1 Corintios 13:11 y Colosenses 3:8 al grupo.
Si tu hijo está sensible y expresa enfado o frustración, es porque piensa que no lo entiendes. Probablemente cree que no te preocupas lo suficiente como para escucharlo y tratar de entenderlo.
Intenta escuchar y comprender. Si con frecuencia tachas sus problemas de triviales o ridículos, es porque no entiendes a qué se enfrenta en realidad. Si le parece algo serio, es porque es un desafío a su fe y carácter. Si no entiendes por qué reacciona con tanta vehemencia, es porque no comprendes el significado que encierra el problema.
No abandones jamás a tu hijo ni digas cosas que parezcan que lo has hecho.
No pienses que todos tus hijos son iguales.
► Pide a un estudiante que lea Efesios 4:30-32 al grupo.
Cuando surjan problemas, no revises el historial de fracasos. El niño quiere creer que sus errores del pasado no tienen importancia en el presente. Piensa que ahora es diferente y que es injusto que se los recuerdes. Sin embargo, no esperes que sea tan generoso contigo.
Para el debate grupal
► ¿Qué ideas de esta lección son nuevas para ti? ¿Podrías compartir algunas cosas que piensas cambiar en la práctica?
► Comenta otras formas en que las familias de la iglesia podrían colaborar para mejorar la vida en el hogar y ayudar a los niños de la iglesia.
Oración
Padre celestial:
Queremos que nuestros hogares sean lugares de amor, seguridad y bendición. Ayúdanos a ser puros y amorosos en todo lo que hacemos allí.
Ayúdanos a ser coherentes en nuestra enseñanza y comportamiento como cristianos. Infunde en nuestros hijos el deseo de seguirte.
Gracias por ser fiel a cada uno de ellos. Sabemos que tu Espíritu está obrando en sus corazones.
Amén
Tareas de la lección
(1) Haz una lista de siete instrucciones que la Biblia da a las familias. Luego enumera aplicaciones específicas para situaciones de la vida real. Escribe un párrafo para cada una de ellas explicándolas (siete párrafos).
(2) Elige uno de los siguientes temas. Lee el libro de Proverbios y haz una lista de los proverbios que abordan este tema. Escribe dos párrafos en los que resumas lo que Proverbios dice sobre ese asunto. Luego redacta tres párrafos sobre la manera en que los padres podrían enseñar los principios a sus niños o adolescentes. Temas:
Decir la verdad
Finanzas
Las diferencias entre el valor de la sabiduría y el dinero
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